El doctor explica en este sentido que muchas de sus pacientes superan la cincuentena y de éstas, un gran número los setenta años, por lo que se le ocurrió buscar fórmulas para que estas señoras pudieran hacer trabajar el cerebro, en especial durante el invierno, ya que, según explica, “muchas de ellas se quedan en casa por el frío y se sienten muy solas y desvalidas”.
“El sudoku es perfecto para ellas porque muchas no saben leer mucho o no tienen una gran cultura, por lo que los libros o los crucigramas no les gustan, en cambio este juego resulta muy sencillo, ya que sólo es necesario saber contar del uno al nueve”, explica.
El sudoku es un juego que consiste en rellenar un tablero de 9x9 casillas con cifras del cero al nueve sin que ninguna se repita en una fila o columna. Para dificultar el juego, el tablero ya viene con algunas casillas rellenas.
Así, después de haber realizado él mismo este pasatiempo, se le ocurrió hacer fotocopias de los sudokus que se publican cada domingo en los diarios y repartirlas entre sus pacientes. “Al principio muchas se asustaron al creer que no sabrían cómo hacerlo pero después le han ido cogiendo gusto ya que pueden dejarlos y cogerlos cuando les apetezca y no tienen que recordar nada, como pasa con los libros. Lo importante a estas edades es tener ocupadas las manos y el cerebro”, explica.
El cariño con el que trata este médico a sus pacientes se multiplica además en el caso de las de mayor edad. “Yo tengo la suerte de tener una madre muy activa que tiene además una cabeza muy nítida, pero en mi trabajo veo cada día que hay personas que están en una situación muy lamentable ya que, a pesar de tener sólo 60 o 65 años, no tienen estímulos y tienen el cerebro muy atrofiado”, explica.
Así, partiendo del ejemplo de su madre y en base a su preocupación por las personas de la tercera edad, encontró en el sudoku una manera de “enganchar a la vida y a la ilusión” a sus pacientes. “Hoy en día se han perdido muchos de los valores que aún podemos encontrar en nuestros mayores. A mí siempre me ha gustado trabajar con las personas de mayor edad e intentar mejorar en lo que pueda su calidad de vida y que a pesar de la edad se sientan activas. Los mayores se lo merecen todo”, concluye este médico comprometido.
“El sudoku es perfecto para ellas porque muchas no saben leer mucho o no tienen una gran cultura, por lo que los libros o los crucigramas no les gustan, en cambio este juego resulta muy sencillo, ya que sólo es necesario saber contar del uno al nueve”, explica.
El sudoku es un juego que consiste en rellenar un tablero de 9x9 casillas con cifras del cero al nueve sin que ninguna se repita en una fila o columna. Para dificultar el juego, el tablero ya viene con algunas casillas rellenas.
Así, después de haber realizado él mismo este pasatiempo, se le ocurrió hacer fotocopias de los sudokus que se publican cada domingo en los diarios y repartirlas entre sus pacientes. “Al principio muchas se asustaron al creer que no sabrían cómo hacerlo pero después le han ido cogiendo gusto ya que pueden dejarlos y cogerlos cuando les apetezca y no tienen que recordar nada, como pasa con los libros. Lo importante a estas edades es tener ocupadas las manos y el cerebro”, explica.
El cariño con el que trata este médico a sus pacientes se multiplica además en el caso de las de mayor edad. “Yo tengo la suerte de tener una madre muy activa que tiene además una cabeza muy nítida, pero en mi trabajo veo cada día que hay personas que están en una situación muy lamentable ya que, a pesar de tener sólo 60 o 65 años, no tienen estímulos y tienen el cerebro muy atrofiado”, explica.
Así, partiendo del ejemplo de su madre y en base a su preocupación por las personas de la tercera edad, encontró en el sudoku una manera de “enganchar a la vida y a la ilusión” a sus pacientes. “Hoy en día se han perdido muchos de los valores que aún podemos encontrar en nuestros mayores. A mí siempre me ha gustado trabajar con las personas de mayor edad e intentar mejorar en lo que pueda su calidad de vida y que a pesar de la edad se sientan activas. Los mayores se lo merecen todo”, concluye este médico comprometido.
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