En el parque de Pradolongo crece, discreto, el viejo jardín botánico que se recuperó en el año 2002. Son más de ocho hectáreas y miles de especies
Usera no sólo tiene el cuarto parque más grande de Madrid sino un jardín botánico de más de ocho hectáreas y miles de especies vegetales. Escondido en el gran Pradolongo se ha convertido, tras su rehabilitación, en uno de los espacios más singulares de esta zona verde que permite saber más sobre muchas especies y sus familias.
Si es vecino de Usera no tiene disculpa para no aprender un poco más sobre las plantas, su origen, su floración o sus propiedades curativas. Porque eso es a lo que invita el jardín botánico del Parque de Pradolongo, un espacio de 8.100 metros cuadrados y 180 variedades de especies vegetales. Las miles de plantas, arbustos y árboles de este jardín son un misterio para muchos paseantes de Pradolongo, que desconocen su existencia. Incluso algunos jardineros noveles se extrañan cuando se les pregunta por este rincón vegetal. ¿Un jardín botánico aquí? Pues sí. Existía ya en el año 79 pero el tiempo y el abandono acabaron con buena parque de lo que un día quiso ser hasta que, en el año 2000, la Concejalía de Medio Ambiente decide redactar un proyecto de recuperación. En el 2002 comenzaron las obras de rehabilitación y a finales de 2003 se abrieron las puertas de lo que es hoy esta área didáctica, que aún conserva algunos viejos árboles que sobrevivieron a los años de indiferencia. Uno de ellos es el eucalipto central, el abuelo del jardín, que está en pie desde hace unos 80 años, según calculan en el departamento de conservación del parque.
Una treintena de parterres, distribuidos en siete plazas, conforman el botánico en el que hay una buena representación de 22 familias vegetales como las palmaceas, leguminosas, labiadas u oleaceas, y hasta 180 especies diferentes de árboles y arbustos. Elena Comesaña, técnico de conservación del parque, explica cómo se acometió la recuperación del jardín en el año 2002. "Entonces nos encontramos tan sólo los parterres marcados por el bordillo y algunos árboles, pero casi ninguna planta. Por ello en los parterres en los que se conservaban árboles en pie procuramos poner otros árboles y arbustos de la misma familia y en los vacíos inventamos nuevas temáticas y así nacieron los tres de rosáceas, los de leguminosas o las plamacemas agavaceas y gramíneas".
Las obras permitieron plantar 145 árboles, 25 palmáceas, 14.500 arbustos, 1.500 plantas tapizantes, otras 1.100 de flor y 400 rosales y se plantó césped en una superficie de 200 metros cuadrados. Entre unas y otras zonas se asoman a los paseos desde los ejemplares más tradicionales y propios de los suelos castellanos hasta las plantas más originales y curiosas. En pocos sitios podrá ver acacias retinoides como las que hay aquí que son de hoja perenne. Por el motivo contrario son peculiares algunas de las magnolias que se conservan en este jardín, originales por no ser de hoja caduca, como las que estamos acostumbrados a ver en Madrid. Pero no faltan frondosos parterres de coníferas, ni los robles o encinas. Hay también membrilleros e higueras y un olor muy especial que desprenden las flores de la melia, que estos días está en plena floración. Atrás en el tiempo se quedaron las de los lilos o las mimosas y entre árbol y árbol se dejan ver arbustos como el madroño, la celinda, el berberis o el aligustre, además del tomillo, el romero, la salvia, la santolina o la lavanda. Otras de las especies señalizadas en este botánico son los arces, sauces, alcornoques, avellanos o cedros.
Árboles, plantas y arbustos están acompañadados de un cartel explicativo con la ficha correspondiente en la que se puede conocer el origen de la especie, la altura que alcanza, el tipo de hoja y la época de floración. Un texto con una imagen ilustrativa da más pistas sobre la historia, los usos o las propiedades del vegetal en cuestión. En los últimos meses muchos de estos carteles han desaparecido y algunos visitantes se quejan de las escasas pistas que hay para saber más. La explicación, según Elena Comesaña, son las "celebraciones vandálicas" que acabaron en la pasada Navidad con casi todos los atriles de madera en los que se conservaban las fichas. "Se dedicaron a quemarlos y a destrozarlos". Por ello el departamento de conservación ya está preparando la nueva cartelería que se instalará en unos meses y que devolverá al jardín el centenar de paneles informativos que había. Hoy todo el botánico está rodeado de una valla que lo cierra y sólo puede ser visitado de nueve de la mañana a dos de la tarde de lunes a sábado.
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