HOY se conmemora el Día Internacional del Mayor, evocación establecida en 1990 por la ONU a fin de favorecer la toma de conciencia acerca del valor de la prolongación de la vida y los beneficios que de ella se pueden alcanzar para vivir un mundo cada vez más armónico y justo. Lemas como Todos envejecemos... Promovamos juntos adultos mayores activos y saludables indican lo que ha de suponer esa concienciación y simbolizan los cauces por donde han de ir los compromisos asumidos por los países miembros en el cuidado y mejora de la calidad de vida del mayor. Hacer realidad un eslogan así requiere planificar trabajos articulados y sostenibles dirigidos a mejorar el bienestar de este sector de la población.
Un ejemplo en este sentido es la labor asumida por la Subsecretaría General de la ONU para Asuntos Económicos y Sociales: conocer inicialmente el estado de la situación, enfrentarse a él y proyectarlo al futuro. Para no perder tiempo , a la vez que designó el 1 de octubre como día conmemorativo, la Asamblea General solicitaba ya contribuciones destinadas al Fondo Fiduciario de las Naciones Unidas para el Envejecimiento, al objeto de apoyar proyectos en beneficio de los ancianos de países en desarrollo; además, desde entonces ha ido conociendo la problemática de la vejez gracias a la Encuesta social y económica mundial , cuyo informe de 2007 refleja el rápido aumento experimentado por la población mayor, especialmente los octogenarios; éstos hoy se cifran en 90 millones (el 1,5% de la población mundial), aunque se estima que en el año 2050 la cifra alcance los 400 millones. En el presente, Europa es la zona más envejecida (el 21% de su población son mayores) y en los próximos años España llegará a ser el estado con mayor población anciana.
El envejecimiento significa cada vez menos apogeo y más dependencia; ello supone que ya en España residan alrededor de 900.000 dependientes mayores necesitados de la atención de cuidadores, ayudas sanitarias o técnicas y plazas en residencias o centros de día/noche. Para hacer frente a estas necesidades, la Ley de Dependencia configura un sistema de autonomía y atención que de forma paulatina, desde el presente año y hasta que el sistema esté plenamente desarrollado en 2015, va a permitir que todo dependiente acceda a las distintas prestaciones y servicios catalogados en él. La gradual creación de infraestructuras de servicios obliga a que el desarrollo de las prestaciones se realice progresivamente en los ocho años, a la vez que se va reconociendo el grado de dependencia... y en Navarra el recurso de inconstitucionalidad contra la Ley por invadir ésta la competencia autonómica, no vislumbrándose intención alguna de su retirada cuando, al margen de tecnicismos jurídicos, la sociedad navarra lo que necesita son consensos, especialmente los que favorecen las iniciativas públicas. Esta situación de tensión está acentuando el malestar en el entorno del mayor, pesar ya reflejado por la anterior Defensora del Pueblo, que se hizo eco de ese sentimiento y de la esperanza de normativas eficaces y realistas, como una Ley Foral del Mayor para hacer frente con autenticidad a las situaciones problemáticas cotidianas relacionadas con la soledad, el autovalimiento, la discriminación, el escaso protagonismo social, los abusos y maltratos, la atención y los cuidados de los mayores. Además, se echa en falta un plan de prevención de la dependencia que, basado en el respeto, la autonomía, la asistencia, la participación y la autorrealización, minimice las consecuencias del deterioro físico, así como un nuevo plan gerontológico.
Tenemos pendientes unas elecciones generales en 2008 y la problemática de los mayores ha de estar presente en el debate electoral. Las políticas que ponen en riesgo el estado del bienestar y nos dejan a la cola de Europa deben ser contrarrestadas con medidas eficaces que defiendan, entre otras cosas, unas pensiones dignas, residencias públicas, planes para desarrollar la autonomía de los mayores, una asistencia domiciliaria digna, servicios especializados de geriatría y gerontología o atención especializada a la mujer mayor.
Al margen de injusticisa, enfoques culturales u otras cuestiones, la prolongación de la vida y el saber envejecer es un arte; muy pocos son artistas de esta disciplina. Si la filosofía de la vida y todo lo que lleva consigo es siempre difícil, en la vejez se acentúa la dificultad por los muchos problemas que van asociados, como la soledad, la pérdida de amistades y salud, o la muerte de seres queridos; pero envejecer no significa dejar de entender ni quedarse incapacitado para estar al día, por ejemplo en las tecnologías de telefonía e internet, o en el conocimiento de temas propios como los cambios en el cuerpo y la mente, la edad biológica y la cronológica, el envejecimiento fisiológico y el patológico, los cambios en la sexualidad...
Con la celebración del 1 de octubre se persigue la defensa de una etapa que ha de ser activa y participativa, tanto en lo social como en lo político, y en la cual los propios mayores sean los protagonistas en la defensa de sus derechos. Esto es lo importante, aunque tristemente haya otras muchas celebraciones que no hacen más que vender humo, como el día del mayor de la mayoría de las fiestas locales, cuyos festejos más que concienciar diluyen el objetivo reivindicativo marcado por el Día Internacional del Mayor.
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